Pensaba ir al Tróccoli a ver el partido entre Cerro y Peñarol, pero dijeron que era peligroso, que se iban a matar, y para estar tranquilo me fui a verlo a Punta del Este. Afortunadamente no hubo que lamentar más incidentes que los que lamentamos cada vez que juega un equipo uruguayo. Es decir la tristeza del fútbol de acá. Había tanto viento que los jugadores la reventaban para arriba y se quedaban mirando a ver cómo se iba volando. Se perdieron 3 pelotas, se rompió un parabrisas en los accesos y la gente del PTIc se quejó por un vidrio caro que recién habían cambiado. De violencia expresa explícita apenas unos palazos que se le escaparon a las fuerzas del orden. Vieron varios peludos acorralados entre los caños en la entrada y no se pudieron aguantar.
Aparentemente esas mismas fuerzas del orden público (u otras más civilizadas) debieron estar más atentas a la trifulca con piñas en el Palacio Legislativo. Se pudo saber que alguien le espetó oligarca puto al gobernante elegido por el pueblo Luis Alberto Lacalle, y se armó una batahola. Luego más tranquilo se le escuchó comentar al hijo del nieto del sobrino (o algo así) del de la calle Herrera: Garca y puto vaya y pase, ya estoy acostumbrado, pero cosa que me revienta es que me digan oli.
Parece que entre conversaciones sobre sustancias nocivas, contaminantes, anabolizantes y esteroides, durante el reciente encuentro en el país de los estados unidos, el Governor Arnold Schwarzenegger le pasó unos piques de pelea a nuestro Presidente Tabaré Vázquez. Para la actuación me tengo fe, -dijo el presidente- necesitamos profundizar un poquito más la parte de estrategia. Nos vienen muy bien estos tips para enfrentar la realidad de hoy, ya no basta con hablar mucho con aire de erudito como en la época de Sanguinetti. Las técnicas serán transmitidas a la brevedad a sus copartidarios para estar mejor preparados de cara a la contienda electoral que se avecina.
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