..de una bolsa celeste en el medio de la calle Uruguay, y un flujo de sangre húmeda manchando el pavimento desde antes de las nueve de la mañana.
Es una foto que no le saqué a la mancha que dejó el perro aplastado más de 30 metros antes del lugar donde por fin cayó la señora, a la vecina que se agarraba la cabeza al darse cuenta del atropello, ni al gallego de la panaderia que cruzó para saludar al hermano de la víctima, que esperaba resignado, sentado en la vidriera de una casa de computación.
También es una foto que no saqué de la patrulla y los tres policías que esperaron al sol hasta las doce menos diez la llegada de la camioneta de la morgue, que se llevaría el cuerpo en un ataúd gris grandote de metal, mientras otros dos efectivos con chalecos desviaban el tránsito por Florida, para que faltando quince minutos para las tres de la tarde, los empleados de la intendencia, con un interminable bidón, mucho jabón y cepillo, borraran para siempre la última marca que dejó la viejita en el mundo.
inspirado en unphotographable, vía krahd.
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