Emoción en un sillón

Cuando se hace la hora de ir a la entrevista y la preparación psico-estomacal va llegando a su fase máxima; surgen, como siempre en estas ocasiones, cosas a resolver ahora. Hablo con Dani, luego con Ina; y el café que no tomé no impide que salga acelerado igual por sustancias que produjo mi propio organismo.

Agarro por Paysandú y a las 2 cuadras veo bomberos, gente en la calle, muchos trajes monocromáticos blancos, verdes y azules, con gorra y todo. Muchos de ellos de mujeres en la vereda de enfrente con cara de susto y mucho comentario. Laboratorios Ion on-fire. Paso por el medio. En la esquina con Magallanes, un auto blanco recién chocado bien en el cruce. La gente todavía no bloqueó la circulación. Me escabullo sin prestar atención, esquivando los pedazos de auto esparcidos por el piso.

Llego exactamente 16:50. Impecable. Espero que llamen al que ya estaba esperando desde antes, y después de la entrevista me voy a saludar Andrea a la sala 4.

Mientras me contagio de la tranquilidad reinante en el recinto, tomo un mate y lamento escuchar que el edificio azul del PTI del Cerro se incendió. Otra vez? Miro la hora y me acuerdo que puse menos cuarto el auto en el estacionamiento de al lado y salgo corriendo otra vez. Llego pasado pero me cobra 30 pesos.

El semáforo de Boulevard frente a la Española no funciona. Una señora entre la gente que se agolpa para cruzar, me hace señas enfadada, me hace sentir Federico Moreira llegando al velódromo en Rutas de América, pero como si ella fuera hincha del que va perdiendo. Paso como vengo y en Rivera me doy cuenta que esos semáforos también están apagados! Trato de no trancarme, voy como para seguir de largo, y cuando quiero acordar doblé a la izquierda y estoy justo en el medio de Rivera, trancado por los que suben por Boulevard.

Un envión más de uruguayez y pasamos limpito, dejando atrás un esquema 4 grados más complejo que la explicación del deadlock. Ponele que en total me llevó 1 minuto pasar todo el atoramiento. Por eso me siento afortunado, y festejo en silencio, mientras veo la cola que va tomando dimensiones por ahora hasta Ponce.

Después de llegar llamo a Elmu. Le digo que ya puse el video en youtube y agoto el crédito del celular. Entonces llega una invitación para jugar al fútbol que me obliga a exigirme nuevamente moviendo la lógica comunicacional multi-dispositivo para redondear el trato, volver al auto, y terminar bien un día movido.