El sueño fue algo terrible.
Nunca había sufrido tanto una pesadilla. Seguramente el whisky y toda la cerveza bebida esa noche influyeron significativamente. Es que su amigo Carlos Murruti finalmente se había mudado al apartamento que tanto esperó para habitar, y eso hubo que festejarlo.
Todos llevaron algún regalo para el nuevo hogar. El que más dio que hablar fue el baúl que llevó Marita. Según ella pertenecía a la dinastía Kow Tow de la China, y tenía más de mil años. Era un baulcito de unos 20 centímetros de largo que debía servir para guardar algunas cosas chicas, como papeles o dinero. Era de colores rojo y dorado, y tenía algunas figuras extrañas que lo hacían interesante de observar.
Después de varias botellas se empezaron a inventar historias sobre él. Cada historia nueva era más fantástica que la anterior. Joaquín, en el apogeo de la suya, sin querer le hundió el fondo, descubriendo un compartimiento secreto donde se veía la imagen de un ser muy especial. El cual no se distinguía muy bien qué era. Una especie de monstruo, aunque de vez en cuando parecía tener figura humana.
Marita aprovechó para explicar quién era tan enigmático personaje y de paso atemorizar a Joaquín, que no sabía cuánto creer de lo que oía. Era el Dios Xenzegh de la mala suerte, y por haberlo descubierto le correspondían 227 años de una suerte pésima. Su vida no volvería a ser la misma. A partir de ese momento estaría maldito para siempre. Así, mientras ordenaban las cosas al final de la fiesta se le rompió un vaso, provocando la carcajada de los aún presentes; y luego al bajarse del taxi llegando a su casa se le rajó el pantalón.
La noche no había terminado como esperaba, y el nuevo día lo recibía con resaca y pesadillas.
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Lo primero que hizo después de levantarse fue ir al kiosko a jugar a la quiniela. Pensó en jugarle al 20, por la fiesta del día anterior. Pero no podía ignorar su impresionante sueño en que se le incendiaba la casa, por lo que consideró el 08. Dudó unos instantes y jugó al 920. Salió el 508 a la cabeza.
Ahí se dio cuenta que efectivamente estaba maldito. Hasta ahora había tratado de ignorarlo, pero ya era demasiado obvio, no podía seguir engañándose, la maldición de Xenzegh era una realidad.
Los años siguientes fueron en sí mismos una pesadilla. Le pasaba todo. Si había algún gato negro en la vuelta seguro se le cruzaba a él. Una vez se le cruzó una familia entera, padre, madre y 9 gatitos, todos negros. Se compró una pata de conejo y se lastimó con una uña. En la casa ya no quedaban espejos, se le rompían todos. Ultimamente, ya resignado, se afeitaba mirándose en una bandeja de plata. Siempre que salía a la calle cargaba con una especie de espátula que había conseguido para limpiarse los excrementos de perros que habitualmente pisaba. Hasta sus amigos alguna vez se aprovecharon de la situación, haciéndole apostar a todos los caballos de una carrera menos a uno, justamente al que apostaban ellos para hacerse unos pesos. Y por supuesto que no lo dejaban participar en las colectas para la lotería de fin de año.
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Su día de suerte buena fue en el que conoció a Betina. Cosa que paradójicamente sucedió gracias a su mala suerte habitual. Ella fue la encargada de comunicarle que no aceptarían su proyecto. Lo creían realmente interesante, pero su informe accidentalemtne se había quemado el día anterior, y como no había suficiente tiempo para esperar que presentara uno nuevo, se decidió tomar el de su competidor, que no era malo.
Joaquín rompió en llanto, emocionando a Betina, que lo invitó con un café.
- Te creo, y no solamente te creo, sino que conozco bastante de esas dinastías del mal - dijo ella, luego de escuchar la difícilmente creíble historia. Y agregó - yo tengo ascendentes chinos.
Esa misma noche, mientras todavía duraba el agónico lamento de Joaquín, sonó el teléfono.
- Hola. Joaquín? Soy Betina. Sé cómo cortar la maldición! Pero tenés que confiar plenamente en mí, y hacer todo lo que te diga y cómo yo lo diga. Estás dispuesto?
- Claro que sí! - respondió él. Derramando las últimas lágrimas que le quedaban. Esta vez por una emoción muy distinta a la sufrida el día entero. Y con una ansiedad y excitación como hacía mucho tiempo no experimentaba.
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El ritual iba a llevar su tiempo. Betina explicó que la maldición enviaba sintonías negativas a su suerte, pero que ésta también dependía mucho de él mismo. Que debía ayudarla deseando que pasaran las cosas buenas y predisponiéndose a ello. No temiendo a las malas, que era la peor actitud a tomar, eso lo convertía en un esclavo de la mala fortuna.
El primer día lo que hicieron fue plantar unas semillas. Que eran mágicas, y hacían participar a la tierra. Regaron y cuidaron la planta día a día. Hasta que tuvo la suficiente madurez para pasar a la otra etapa.
Entonces fue turno del fuego. Cosecharon la planta mágica y la quemaron, guardando las cenizas en una cajita que llevó Betina.
Poco tiempo pasó y le tocó al viento. Fueron a un cerro unos kilómetros fuera de la ciudad, que era el lugar más alto de la zona. Abrieron la caja, y el viento sopló de una manera impresionante, parecía que iban a salir volando por el aire. Las cenizas rodearon a la pareja, brillando y bailando una danza maravillosa. Para luego, de alguna forma inexplicable, meterse en sus cuerpos, sin que quedaran rastros.
Más días pasaron, y mientras Joaquín todavía buscaba explicaciones para las cosas que él mismo vivió, la maldición seguía jugándole malas pasadas. Haciéndolo caer en una y otra desgracia. Haciéndolo desear como nunca el fin de ese tormento.
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Betina había prometido llamar esa noche, para finalizar el ritual. La ansiedad de Joaquín era notoria. A cada momento miraba la hora, corroboraba que el teléfono funcionara, y hacía fuerza para que el sol apurara su tranquila travesía.
Y la hora llegó. El nuevo escenario era la playa. Donde Betina terminó de explicar todo lo que sabía y su miedo...
- La maldición es de un Dios muy poderoso. Únicamente algo más poderoso todavía puede derrotarlo. Por eso invocamos a los 4 elementos: tierra, fuego, viento, y ahora agua: el mar, que esconde tantos secretos, y es avasallante alrededor del mundo. Cada elemento aporta su sabiduría y su fuerza. Pero se necesita uno más. Que es secreto, sublime, impalpable e imprevisible, que nadie puede manejar, y si no se presenta hoy entonces el hechizo no servirá de nada, quedarías maldito definitivamente.
Joaquín la miraba atentamente. Asintiendo a cada oración aterrado, pero confiado en ella. Sabiendo que hacían todo lo que estaba a su alcance. Sabiendo que ella deseaba tanto como él que todo resultara bien.
Exactamente a medianoche, con la luna iluminando los cuerpos desnudos, se internaron en el mar. En esta etapa no había que hacer nada especial, solamente el baño, y esperar...
Joaquín sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo, estremeciéndolo, y súbitamente comprendió todo. El elemento secreto, la fuerza suprema.
La mirada de Betina terminó de convencerlo. Entonces la abrazó y se besaron apasionadamente.
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c.klv
Said
Lo escribí hace años para un concurso de cuentos organizado por la Banca de Quinielas... (!!!)
jav
Said
el final desborda ternura.
de todas formas yo me pasé todo el cuento intentando adivinar la identidad de los personajes, partiendo del universo BCU :)
c.klv
Said
Jaja. No. Error en este caso. En esa época BCU sólo existía en los billetes. Quizás el único personaje no 100% imaginario sea Joaquín. Proyectado en la cabeza de un adolescente soñador..
El final es un poco cursi, y eso que lo retoqué para no pasar tanta vergüenza... :P
Unknown
Said
esto lo vi en otra película, hummm...
El quinto elemento!!
Eso te pasa por meterte con los simpsons!!
Igual, está muy bueno el cuento :)
Unknown
Said
al leer el final se me pone la piel de gallina....
y me gusta pensar que yo soy betina.. ;)
c.klv
Said
A mí me gusta la parte de la planta mágica. y me gusta pensar que soy Linterna Verde!! a veces.. :D
Con respecto a el quinto elemento.. tenés razón! es lo mismo.. aunque a otra escala, y el quinto elemento era ella, no? no es lo mismo.. lo ponemos como influencia inconsciente, aunque tampoco te creas que eso lo inventó el de la película.. hasta ahora nunca nadie inventó nada desde 0, todo lo que hay son nuevas creaciones basadas en elementos ya existentes.. valga la redundancia. tendé?
Anónimo
Said
ta mal estar enamorada secretamente (hasta este momento) del administrador? bueno, lo estoy c.klv. sabelo